jueves, 10 de abril de 2014

Summer Camp en primavera (primeros días)

Como cada año, Camboya se paraliza con la celebración del año nuevo camboyano, casi el 2560 según el calendario budista. También como cada año, los niños de PSE tienen la oportunidad de celebrarlo con un viaje. Y como el año pasado, Pablo y yo (se echa de menos a Carlota) tenemos la oportunidad de viajar con ellos. Durante estos días, además, intentaré compartirlo por aquí.

Ayer fue "el día del viaje". Aquel día en que hay que movilizar a casi cien niños, con sus pequeños equipajes. Aquel día en que se sabe cuando sales, pero no cuando llegas. Las carreteras camboyanas, incluso las que conectan ciudades importantes, son impredecibles. Ayer salimos a las siete y media de la mañana, con media hora de adelanto sobre el horario previsto - sí, adelanto -, y llegamos alrededor de las cinco. Se puede decir que recorrer trescientos kilómetros en casi diez horas es todo un éxito. Tan sólo tuvimos problemas con la refrigeración de uno de los autobuses.

¡Listos para el viaje!

Una vez llegamos, como en cualquier excursión o como en cualquier campamento, tocaba el reparto de habitaciones. Siempre hay alguien que quiere cambiar para estar con sus amigos y siempre hay un poco de manga ancha. A mí me toca encargarme de los niños pequeños de mi grupo: Sokhea, Chantrea, los hermanos Seyha, Mao y Nut, y de Asun, que se ha apuntado a nuestra habitación. En el momento en que cada uno supo dónde dormía, hubo desbandada general. Tocaba comenzar el nuevo "deporte nacional": recogida de mangos y anacardos. Pronto llegó la hora de la cena y, tras ella, todos los pequeños cayeron rodados. Era de esperar tras el cansancio del viaje.

Hoy, el día ha amanecido pronto, como todos los días en PSE. A las cinco de la mañana, con los primeros rayos de sol, también se oía a los primeros madrugadores en salir de la mosquitera. Tocaba rutina de duchas, limpieza de habitación y desayunos. Hoy había noodles. Todavía con una temperatura agradable, casi todos los niños retomaron la recogida de frutas. El centro de PSE en Siem Reap está plagado de árboles y es en esta época cuando dan sus frutos. La verdad es que no sé qué les gusta más a los niños, si comer el fruto o simplemente el hecho de recogerlo. Se organizan en grupos para que, mientras uno agita el árbol con un palo grande, el resto intentan recoger las piezas que caen en un plástico.

 Recogida de mangos y anacardos y pruebas de la "caza"

Así iba pasando la mañana hasta que Chariya nos ha dicho a Pablo y a mí que era su cumpleaños. Apenas unos minutos después, tres de sus mejores amigos nos pedían permiso para salir del centro y comprarle una tarta: "Cake for Chariya", decían. Los niños que viven en PSE tienen una pequeña paga mensual de un dólar con la que pueden comprar algunas chucherías. Los amigos de Chariya han decidido gastarla en hacerle una pequeña fiesta. Han comprado Fanta de un sabor indescriptible, hielo, una especie de magdalenas y unas chucherías. Con sigilo, hemos vuelto al centro. Mientras el resto distraíamos a Chariya, ellos han preparado la sorpresa; ha quedado realmente bien. En unos minutos, estábamos cantando happy birthday to you. Cumple doce, por cierto. La verdad es que no deja de sorprenderme la capacidad de estos niños por sacar lo máximo de tan poco.

 El cumpleaños de Chariya

El día ha seguido, está siguiendo, con actividades libres. Cada uno, con los monitores, hace lo que más le apetece: jugar al fútbol, al voleibol, hablar con sus amigos, o bailar...


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