domingo, 23 de junio de 2013

El Día de la Música

"Ce qu'on ne peut dire et ce qu'on ne peut taire, la musique l'exprime"
Victor Hugo

Por muy lejos que esté Camboya y por muchas diferencias culturales que parezca que existen, aquí llegan la mayoría de las fiestas que se celebran internacionalmente. El pasado viernes fue el Día de la Música. Quizás haya sido más fácil que este día se festeje aquí porque, globalización aparte y tal como recoge la Wikipedia, la fiesta fue creada en 1982 por Jack Lang, un Ministro de Cultura de la por aquel entonces ya no colonial pero todavía influyente Francia.

El Día de la Música se celebra, quizás por alguna conjunción mística, en el día del solsticio de verano y su objetivo es promocionarla de dos maneras. La primera, fomentando que músicos aficionados salgan a tocar a la calle. La segunda, a través de conciertos gratuitos donde se puedan conocer nuevos artistas y estilos o simplemente disfrutar de los que ya se conocen.

Pues bien, PSE se sumó a la iniciativa cumpliendo punto por punto dichos objetivos. Así, el pasado viernes asistimos a conciertos de:
  • Músicos aficionados,
  • músicos no tan aficionados,
  • músicos profesionales,
  • y finalmente nosotros.

Los músicos aficionados eran alumnos de PSE a quienes la música les apasiona. En ocasiones les apasiona y lo hacen bien. En otras, les apasiona y simplemente lo intentan, que no es poco. En todo caso, todas sus actuaciones fueron divertidas. Algunas incluso buenas. Obligada mención merecen los "duelos de baile" y la actuación de beatboxing, realizadas siempre por alumnos de PSE. El mismísimo Risto podría haberles otorgado un más que justificado "Tú sí que vales".

Entre los músicos no tan aficionados, semiprofesionales se podría llegar a decir, contamos con Pich, el Director de PSE. Guitarra en mano y cual estrella entre cantautor e ídolo de masas, levantó al público con su versión de "Aline", un clásico. Digamos que entre él y el verdadero artista profesional, Pu Klang, un camboyano-americano siempre dispuesto a ayudar a PSE, consiguieron encender a la audiencia y prepararla para el plato fuerte de la tarde, nuestra actuación.

Los verdaderos protagonistas del día fuimos nosotros. Los verdaderos valientes del día fuimos nosotros. Ante una masa de alumnos enfervorecidos, nos exponíamos a cantar lo que podría ser "la canción del verano" camboyana: "A Propun Si Sian", por simplificar. Sin apenas preparación y como funámbulos sin red, subimos al escenario. Arrasamos. Arrasamos, sí. No sabemos si porque la actuación realmente fue espectacular. Si fue porque nuestra pronunciación del camboyano causaba más que risa, hilaridad. Quizás por nuestros pasos de baile. Quién sabe. El caso es que de aquí en adelante dejaremos de ser un consultor que trabaja en PSE o unos profesores de inglés. A partir de ahora seremos estrellas.


 Actuación de Pich, público de PSE y equipo extranjero en plena actuación.

Canción que pretendíamos interpretar. Nivel de dificultad: alto.

domingo, 16 de junio de 2013

(Media) Media Maratón Internacional de Phnom Penh

Hoy se ha disputado la Media Maratón Internacional de Phnom Penh 2013. Podría decir que he participado en ella y no estaría mintiendo, pero el título tiene truco. He participado en ella, sí, y he corrido media media, un cuarto de maratón. Además de la carrera internacional, se disputaban las carreras de diez y tres kilómetros.

Cuando me enteré de la carrera, no dudé en querer participar. Ya estaba cerrado el plazo de inscripción, pero se podía correr sin dorsal. La oportunidad de correr por las calles de Phnom Penh sin tener que preocuparse de los coches y las motos se presentaba como una liberación de la cinta de correr matutina. Al final he podido participar con el número de un compañero de PSE que a última hora había sufrido una lesión. Lo que no sé es si podré acreditar el tiempo porque, en medio de la confusión del final de la carrera, nadie ha recogido el chip que medía la salida, el paso por los cinco kilómetros y la llegada a meta.

La hora de la carrera ha sido intempestivamente necesaria. Intempestivamente necesaria porque con el sol mínimamente alto, correr es literalmente imposible debido al calor y la humedad. La media maratón comenzaba a las seis de la mañana y en intervalos de diez minutos, las carreras de diez y tres kilómetros. En esta última participaban los niños de PSE, más de cien.


Al dirigirme a la salida, en las mismas puertas del Palacio Real de Phnom Penh, han venido a mí recuerdos de la San Silvestre Vallecana, la única carrera en la que había participado hasta la fecha. Riadas de corredores dirigiéndose a la carrera. Riadas, sí, pero menos que Madrid. Gente estirando, calentando. Una mezcla de nervios y ganas, como entonces. Carlos y yo dándonos ánimos en el Bernabéu aquel 31 de diciembre. Hoy el encuentro con los niños y los compañeros de PSE, que me decían que tenía que llegar primero o segundo... Sin apenas darme cuenta, la salida de la medida maratón y, de repente, la de los diez kilómetros.

Sólo frente a la carretera, o más bien rodeado de otros corredores solitarios, comenzaba a correr por un asfalto sin motos ni coches, disfrutando de otra manera de ver la ciudad. En medio de la carrera he descubierto muchas cosas y conocido a mucha gente. He descubierto que muchos de los corredores camboyanos no son constantes. Corrían, paraban, descansaban y volvían a correr. He descubierto también edificios coloniales ocultos que pasan desapercibidos al ritmo de la moto. He conocido a mucha gente, a los corredores más rápidos por ejemplo. En la carrera los veía al cruzarnos en las rectas de doble sentido. Más tarde los he saludado en el área de meta. Entre ellos, Sampoas, un alumno de PSE que ha quedado tercero en los diez kilómetros. Entre los participantes, camboyanos, extranjeros. Disfrazados, sin disfrazar. Gente que venía de empresas, de ONGs. Me quedo con el hecho de haber compartido parte de la carrera con un corredor al que le faltaba una pierna pero que tenía más empuje que el resto, con otro par de extranjeros con los que he corrido otro tramo y con los ánimos de los voluntarios y público especialmente al final de la carrera.


Con la meta ya visible, una última motivación para correr más rápido. Una vez llegado, el encuentro con los niños y compañeros de PSE, que ya habían acabado sus tres kilómetros, medalla, la que recibíamos todos y un gran desayuno. El desayuno a las siete, después de haber corrido diez kilómetros, ha sido increíble. Bebidas isotónicas, plátanos, pasteles del Blue Pumpkin, helados del Dairy Queen, incluso pollo frito del KFC. Por si fuera poco, además de todo lo anterior, masaje gratis en los pies. Habría corrido otra vez sólo por volver a tener derecho a todo.

Ahora sólo quedan dos cosas: esperar a los resultados oficiales de la carrera y pensar en el próximo reto. El resultado oficial será ligeramente mejor que en la San Silvestre en un recorrido con un desnivel más equilibrado. El próximo reto quizás sea la media maratón de Angkor. Eso sí, sin la camiseta corte imperio oficial de la carrera. Esa sí, una y no más.

NOTA: Resumen de la carrera para que conste en acta.

lunes, 10 de junio de 2013

Karaoke. La "cara B"

Ayer escribí sobre la cena y la noche de karaoke que compartí con los compañeros del Departamento Social de PSE. Lo intenté hacer en un tono gracioso. Al menos todo lo gracioso que se puede ser en la entrada de un blog. Hoy, en un tono completamente diferente, me gustaría hablar de la “cara B” de la visita.

Cuando Leakhena, la responsable del Departamento Social, nos invitó a Pablo y a mí a compartir una tarde con los compañeros de su área, nos quería mostrar también una realidad de Camboya que, si bien no desconocíamos, sí nos resultaba bastante lejana. Una realidad mucho más sórdida, la explotación de la mujer en Camboya.

Leakhena, por su experiencia y responsabilidad actual, es una de las piezas claves de la organización. Antigua niña del vertedero, fue acogida, adoptada y educada por Christian y Marie-France, los fundadores de PSE. Conoce como nadie la situación de los niños y las familias a las que ayuda la organización. Con ella compartimos numerosas conversaciones sobre los problemas a los que se enfrenta cada día. Últimamente hablamos mucho sobre drogas, prostitución y la dificultad de erradicarlos.

Las drogas y la prostitución son difíciles de erradicar porque suponen una fuente de dinero rápido y fácil. Es una combinación “perfecta” para gente que vive en la miseria. Permite sobrevivir. Es una combinación envenenada. La envenenan las consecuencias lógicas de vivir en el mundo de la marginalidad y las drogas y las convenciones sociales en Camboya que, lejos de condenar ciertas actitudes, las facilitan, especialmente en el mundo de la prostitución.

En muchos locales de ocio de Phnom Penh, es habitual ver dos hileras de sillas con chicas sentadas haciendo pasillo en la entrada esperando a que lleguen los clientes. Son chicas de compañía. Cuando llegué aquí pensaba que eran locales de alterne pero, tras la cena con los asistentes sociales, descubrí que es algo muy extendido. Esos locales suelen ser restaurantes, karaokes o discotecas a las que se puede acudir con amigos o incluso con la familia. Queda a disposición del cliente elegir si quiere "compañía" o no.

Cuando, tras salir de PSE junto con el resto de asistentes sociales, llegamos al local donde íbamos a cenar, me impactó tremendamente cruzar el pasillo con las dos hileras de sillas con chicas que se ofrecían a acompañarnos durante la cena. Ante nuestro asombro, los asistentes nos explicaron que son chicas de compañía que cenan contigo y, en principio, "nada más". Ese "algo más" sólo pasa en ciertos locales. Nos dijeron también que trabajando las tardes y noches de los fines de semana pueden ganar alrededor de 60-70 dólares al mes. Es el equivalente a un sueldo. Si, además, se prostituyen, la cifra puede subir a unos 300 dólares al mes, incluso más.

Se me cayó el alma a los pies cuando, más tarde, Leakhena nos contaba que durante las visitas nocturnas a los barrios donde viven familias a las que ayudamos, los asistentes sociales habían identificando a chicas de PSE en locales como el karaoke donde estábamos. Se me cayó el alma a los pies más que por el hecho en sí, por pensar que es algo generalizado. Algo extendido y, más grave, algo aceptado. No eran locales destinados al público extranjero, a ese aborrecible tipo de turista sexual. No. Eran locales destinados a un público camboyano. Lógicamente, nosotros no pedimos que ninguna chica nos acompañara. Durante la cena, cenamos todos juntos. Más tarde, cuando bajamos a la sala del karaoke y enviadas por los responsables del local, sí entraron con nosotros tres chicas. Se sentaron con nosotros y se limitaron a estar allí durante las dos horas que estuvimos cantando. Supongo que debió ser una alivio para ellas no tener que hacer nada. En todo caso, salieron corriendo por la puerta en el momento en que decidimos marchar.

En el camino de vuelta a casa comencé a pensar en las cosas que estoy viviendo en Camboya. Muchas son buenas y muchas son muy duras. Son cosas que chocan mucho. Cosas como éstas. Cosas que me hacen valorar aún más lo que soy y lo que tengo. Cosas que me hacen dar gracias. En el camino de vuelta pensé también que me reconforta saber que hay gente que se esfuerza porque especialmente las niñas tengan acceso a una educación y no tengan que recurrir a estos métodos para ganar un salario digno.

domingo, 9 de junio de 2013

Karaoke

Karaoke
(Del jap. karaoke, de kara 'vacío' y oke, acort. de okesutora 'orquesta').
1. m. Diversión consistente en interpretar una canción sobre un fondo musical grabado, mientras se sigue la letra que aparece en una pantalla.
2. m. Equipo técnico compuesto por amplificador de sonido, micrófono, etc., que se usa para el karaoke.
3. m. Local público con instalaciones para el karaoke.
La RAE, que siempre "limpia, fija y da esplendor" a los vocablos de la lengua castellana, ha incorporado con acierto el término "karaoke" a nuestro idioma. Con acierto, sí, aunque quizás la primera acepción se quede algo escasa. Es cierto que se trata de una diversión. Lo es. Empieza a ser menos cierto aquello de "interpretar", por mucho que efectivamente sea una canción sobre un fondo musical grabado. "Interpretar" lo hacen algunos. Otros literalmente destrozan la canción. Claro que eso puede ser entendido como "interpretar la canción de manera libre". La letra "se sigue". Más bien se intenta seguir. A veces literalmente se inventa.

Son muchos los matices que se quedan fuera de la definición. Por ejemplo, la tipología de los asistentes a un karaoke. Creo que se pueden resumir en los siguientes:
  • La "antigua gloria" que sorprende a todos con su maravillosa voz. También puede ser "gloria frustrada" que nunca llegó a nada en el mundo de la canción.
  • El que "canta con sentimiento", normalmente canciones tristes y que impacta a la audiencia.
  • El "ausente", que se pasa la velada intentando elegir una canción entre el catálogo de miles de canciones que, en Camboya, puede incluir versiones de "La Macarena" (Makarina) y el mismísimo "Aserejé". 
  • El "gracioso", que disimula que no canta bien tergiversando la letra o haciendo bailes ridículos.
  • La "pareja a lo Pimpinela". Para todos los que conozcan el dueto "Pimpinela", queda todo dicho.
  • El que "ha bebido de más", quizás el más fácilmente identificable por su dificultad al pronunciar y moverse por el escenario.
De todos ellos hubo alguno en mi primera visita a un karaoke camboyano. Fue en una cena con el Departamento Social de PSE. Phnom Penh está llena de KTVs, o bares con karaoke. Pasar la tarde en ellos es una costumbre muy extendida. Allí descubrí que todas las ideas preconcebidas acerca de un karaoke son ciertas. Y que en Camboya se elevan a la máxima potencia. Porque, si la diversidad de cantantes de karaoke es digna de reseñar, no lo es menos la calidad y temática de los vídeos. Después de haber pasado más de dos horas en un karaoke y visto más de veinte canciones, creo que la categoría de "Mejor Vídeo de Karaoke" debería ser incluida en los Oscar. La manera de reflejar con imágenes la temática de la canción es, literalmente, impagable.

Supongo que para los que están por venir la visita a un karaoke será uno apartados incluidos en el itinerario, al mismo nivel que la visita al Palacio Real o el Museo Nacional. Que vayan preparando canción en inglés. Seguro que está incluida en el catálogo, que es más largo que la Enciclopedia Británica.

sábado, 8 de junio de 2013

Happy Solidarity Buffet

Cualquier excusa es buena para reunirse con buena gente. Y si el motivo es organizar una fiesta para recaudar fondos, no hay excusa posible para no ir. Este fin de semana se celebró el "Happy Solidarity Buffet" de PSE. El evento fue organizado por el Departamento Social de PSE y tuvo como objetivo reunir a antiguos alumnos para hacer networking, compartir experiencias y, por supuesto, recaudar fondos a través del precio de la entrada. Más de seiscientas personas acudieron.

La fiesta fue un auténtico reencuentro de profesores con alumnos. De muchos trabajadores de PSE con los que hace poco eran niños recién llegados de la calle. La verdad es que no entendía lo que decían cuando hablaban, pero supongo que serían cosas como "cuánto has crecido", "cuánto has cambiado", "¿te acuerdas cuando...?" o, sobre todo, "me alegro de que te vaya bien".


Escuchar las historias y las vivencias de estos jóvenes es reconfortante. Hasta hace poco vivían en la más mísera de las miserias. Ahora, gracias a su esfuerzo y a la educación recibida en PSE, tienen un trabajo que les permite salir adelante, a ellos y a sus familias. Su testimonio es muy importante. Lo es porque estos jóvenes son unos referentes en el entorno en que viven. El vivo ejemplo de que se puede salir de la miseria y cambiar su destino. Un destino que los llevaba irremediablemente a la pobreza, la exclusión y la marginación.

Su testimonio es importante porque pueden ayudar a muchos en su misma situación. De mil maneras. Aportando parte de lo que ganan a cualquier ONG, facilitando desde sus empresas oportunidades a otros jóvenes con sus mismos problemas o, sencillamente, siendo referentes activos en sus comunidades. Ellos son los verdaderos referentes del cambio social.

Por lo demás, toda fiesta es un momento de celebrar. La ocasión lo merecía y celebramos. Niños, jóvenes y mayores. Comimos, bebimos y bailamos. Comimos mucho, bebimos menos y bailamos más. Desde canciones tradicionales camboyanas hasta la "macarena" y el "aserejé". Son las cosas de la globalización. Espero que el año que viene vengan todavía más antiguos alumnos con sus historias de éxito.

martes, 4 de junio de 2013

Phnom Penh International Airport (PNH)

Con motivo del Día Internacional del Niño, que en Camboya se celebra el primero de junio, la compañía que gestiona el Aeropuerto Internacional de Phnom Penh (PNH) invitó a un grupo de niños de PSE a visitar sus instalaciones. Yo no pude acompañarlos en la visita, pero por mi especial relación con el mundo de los aviones me gustaría contaros cómo fue.

Al evento estaban invitados quince niños y niñas. Los quince viven en el internado de PSE y para los quince era probablemente la primera vez que iban a un aeropuerto. Estaban acostumbrados a ver los aviones en el cielo, en la tele o a tenerlos como juguetes y hacerlos volar con las manos. No se imaginaban que iban a tener la oportunidad de montar en uno.

La visita comenzó con un paseo por las instalaciones del aeropuerto, especialmente las de Qatar Airways, la última aerolínea en operar en Phnom Penh. Ya desde la terminal, los niños afirmaban que los aviones que venían tras el cristal eran "los padres" de los que tienen como juguetes. Estaban emocionados por verlos tan cerca. Todavía no lo sabían, pero pronto iban a subir.

Entre los quince niños y niñas los hay más tranquilos y más revoltosos, pero predominan estos últimos. Sin embargo, en un alarde de educación germánica formaron en línea en el momento en que les dijeron que tenían que pasar los controles de seguridad para salir a la pista y, sorpresa, montar en el avión. Su nivel de excitación iba en aumento. Contrastaba con una mezcla de miedo y admiración al ir acercándose al imponente A330 de Airbus. En unos segundos estarían dentro.

En el avión los esperaba la tripulación de Qatar Airways. Desde pilotos a azafatas pasando por responsables de la compañía en Phnom Penh. Tuvieron la suerte de conocer lo que se siente al viajar en primera clase y, sobre todo, de sentirse pilotos entrando en la cabina. Les sorprendieron los miles de botones que veían; enfrente, arriba, abajo, en el centro. Querían tocarlos todos. De vuelta a primera clase y tímidos al principio, hicieron mil preguntas. Querían saberlo todo. Desde "cómo vuela un avión" a "qué comen las azafatas para estar tan guapas". Preguntas ingenuas de niño...

La visita terminó y los niños acabaron la excursión comiendo - más bien devorando - hamburguesas en una de las franquicias del aeropuerto. A juzgar por el entusiasmo que transmitían cuando volvieron al centro y por la manera como nos contaron lo que habían visto, quizás no sea descabellado plantear la creación de una escuela de pilotos en PSE ;-)





P.S. Si queréis ver más fotos, simplemente tenéis que visitar la página de Facebook de Pour un Sourire d'Enfant (PSE): https://www.facebook.com/psecambodia?fref=ts