miércoles, 13 de noviembre de 2013

La pagoda irreductible

Hay una pagoda en Phnom Penh que se ha erigido en símbolo de resistencia contra el poder establecido. Es la pagoda de Stung Meanchey. Es la pagoda por la que paso cada mañana al ir a trabajar.

Si durante la jornada electoral a finales de junio fue el principal foco de protesta contra el partido del Gobierno, este mes ha vuelto a estar de actualidad por acoger en sus inmediaciones una manifestación de empleados del sector textil. Aquella vez, la protesta se saldó con un par de coches de policía quemados. En este caso, las protestas han dejado un muerto: una vendedora ambulante.

Ayer por la mañana, íbamos a trabajar como todos los días. Al rodear la pagoda de Stung Meanchey, como hacemos siempre, nos dimos cuenta de que algo no iba bien. Había más gente que de costumbre en sitios donde normalmente apenas hay tráfico. Probablemente eran personas que intentaban escapar o evitar la manifestación. También se sentía un olor un tanto extraño. Quizás las primeras ruedas quemadas para hacer barricadas. En todo caso, en ese momento no supimos a qué se debía el alboroto. Fue durante el día cuando comenzamos a recibir más noticias.

Los trabajadores de "SL Garment Processing Cambodia (Ltd.)" llevan tiempo protestando por lo que entienden una injusta situación laboral. Reclaman una mejora de sus salarios y de sus condiciones de trabajo. Teniendo en cuenta la situación del país y de la industria en particular, sus reclamaciones deben ser razonables. En algunos medios se recoge también que los trabajadores exigen un cambio en la dirección. El nuevo responsable, indican, lleva tiempo intentando intimidar a aquellos trabajadores que pretenden sindicarse. Lo hace, supuestamente, a través de guardias de seguridad armados en la fábrica. Este punto puede ser más discutible.

Manifestante huyendo de la policía dentro de la pagoda de Stung Meanchey. Fotografía del Phnom Penh Post

La factoría de SL está en el barrio de Stung Meanchey. Al ser los monjes del barrio especialmente combativos por causas que consideran justas (ayer siete monjes fueron detenidos), es normal que la pagoda se convierta en centro de reunión. Lo fue, al menos, para más de mil personas. Por otra parte, el templo está situado en uno de los principales accesos a Phnom Penh. El puente en los alrededores conecta rápidamente con las avenidas principales de la ciudad. Prevenidos de que los manifestantes podrían intentar marchar al centro de Phnom Penh para protestar a las puertas de la residencia del Primer Ministro Hun Sen, un gran grupo de policías armados comenzaron a proteger el puente.

Fue entonces cuando empezaron los altercados. La intimidación de la policía fue respondida con ataques de los manifestantes. Al comenzar una redada en la pagoda un grupo de policías quedó aislado. En un primer momento, lanzaron disparos al aire que más tarde fueron a quemarropa. Se reportaron varios heridos y una persona fallecida. Se trataba de una mujer de cuarenta y nueve años que recibió una bala perdida. Ni siquiera participaba en la manifestación. Estaba vendiendo arroz en su puesto ambulante.

Todo esto sucedió entre las ocho de la mañana y el mediodía. Por la tarde, cuando pasamos por nuestro recorrido habitual para volver a casa, no quedaba ni rastro de lo sucedido durante el día. Así es Camboya.

 Contraste entre los medios de la policía y los manifestantes. Fotografías del Phnom Penh Post

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