sábado, 6 de julio de 2013

Final feliz

En las películas, los finales suelen ser felices. Es una ilusión de realidad. Los buenos ganan a los malos. El chico acaba con la chica. Aparece el tesoro. Se libera al secuestrado. Al fin y al cabo, si las películas acaban bien, ¿por qué no va pasar así en la "vida real"?

Afortunadamente, la historia que empezaba a contar el jueves es de esas que tiene un final de película, un final feliz. Después de interminables discusiones con la familia, finalmente han accedido a devolver a la niña a PSE. Quizás no todas las motivaciones que han justificado la decisión de la familia sean las más correctas. Garantizar a la niña el acceso a una vida digna y correr con los gastos de su educación no ha sido suficiente. Han pesado otros factores; las amenazas. Amenazas de denunciar y perseguir al padrastro por sus trapicheos. De continuar impidiendo su salida del país. Amenazas, ambas, que han funcionado.

Ya es sábado y la niña está de vuelta en PSE. Llegó el viernes por la noche. Pero, a diferencia de las películas, las historias de la vida real no se acaban con un cartel de "The End". La madre accedió a devolver a la niña a cambio de que se garantizase su educación en su provincia natal. Ahora toca negociar con el padre natural de la niña, la abuela y el tío, como jefe de la estructura familiar, para conseguir que la niña se quede en PSE de manera definitiva. Lo más peligroso ha pasado, pero hay que seguir luchando y en guardia. Afortunadamente los héroes anónimos sí que son como los de las películas. Siempre luchan y siempre están en guardia. Y en PSE hay muchos héroes.


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