sábado, 27 de julio de 2013

Elecciones Generales

"Democracy is constructed, just like these elephant carvings from Ancient Cambodia"
The Khmer Institute of Democracy

Este fin de semana hay elecciones en Camboya. Nada cambiará. Su sistema político actual se asienta en la Constitución de 1993, que define a Camboya como una monarquía representativa y parlamentaria. Sobre el papel, una democracia. En la práctica, quizás lo más suave que se pueda decir es que es una oligarquía presidida por Hun Sen.

Hun Sen es el Primer Ministro de Camboya desde 1998. Lo fue también en el periodo 1985-1993. Antes incluso había formado parte de los khmeres rojos que lanzaron la ofensiva sobre Phnom Penh en 1975 y que, tras su llegada al poder, practicaron un auténtico genocidio. Más tarde huyó a Vietnam, país al que pidió ayuda para liberar Camboya en 1979. Con una biografía tan sibilina, su autoridad para liderar las investigaciones sobre el genocidio es más que discutible. ¿Cómo puede un grupo de personas que son juez y parte liderar el proceso por la muerte de más de millón y medio de compatriotas?

No ausente de numerosas acusaciones de corrupción a lo largo de los años, Hun Sen ostenta en la actualidad el curioso récord de ser el Primer Ministro del mundo con más tiempo en el cargo. Y lo seguirá ampliando. Su partido, el Cambodian People's Party (CPP), de corte socialista supuestamente reformista, volverá a ganar las elecciones con toda seguridad. Esa es la sensación en Camboya. Es la sensación que me transmite la gente que me rodea. Y en el caso de que no lo hiciera, el CPP siempre se encargaría de que el resultado le acabase siendo favorable.

La última frase es inquietante. Quizás lo sea más el hecho de pensar que los camboyanos dan ciertas cosas se dan por asumidas, inamovibles. Durante estas semanas he vivido en Phnom Penh las manifestaciones y mítines de los adeptos al régimen. Son distintas a las que había conocido hasta ahora. Comitivas de motos lideradas por un camión con pantallas de televisión y altavoces recorren la ciudad desde hace un mes. La ciudad se ha poblado de carpas con karaokes que entre canción y canción hacen propaganda del CPP. Allí donde no pueden entrar los camiones, grupos de veinte o treinta personas recorren las calles pegando carteles de Hun Sen en cada casa. Da igual si te gusta o no.

El CPP de Hun Sen concentra todo el poder hasta el punto de haber fagocitado al monárquico FUNCINPEC, su tradicional aliado político, y reducido a la oposición a la mínima expresión. Cuenta también con todo el aparato del Estado y es el partido más grande. Esta es la forma más políticamente correcta de decirlo. En realidad lo único que es cierto es que es el partido más grande. Las otras dos afirmaciones deberían ser: abusa del aparato del Estado para utilizarlo a su favor y oprime a los partidos de la oposición para neutralizarla.

El Gobierno controla las Fuerzas Armadas y, en la práctica, todas las Fuerzas de Seguridad locales. Además, la gran mayoría de sus máximos dirigentes son miembros del partido y hacen campaña abiertamente a su favor. El Gobierno también controla la oficina de registro de votantes, resultando este año en un incremento "artificial" del número de electores registrados (más de 145.000 en todo el país). Sólo en Phnom Penh figuran más de 25.000 votantes con el mismo nombre, apellido y fecha de nacimiento. Es más que extraño. Por otra parte, los rumores de compra de votos en ciertas provincias son también vox populi. Son pequeños ejemplos de la más que discutible separación de poderes en Camboya.

Por supuesto, dentro de toda esta vorágine de comportamientos discutibles aunque no tan discutidos internamente, también ha habido ciertos actos "de cara a la galería". Entre ellos, la absolución del exiliado opositor Sam Rainsy de sus "delitos" de "difamación e incitación a la violencia racial" juzgados in absentia y por los que había sido condenado a diez años de prisión. Es un perdón trucado. Volvió, sí, pero aunque puede hacer campaña, no podrá optar a cargo público alguno. Volvió, sí, fue recibido por miles de personas en el Aeropuerto Internacional de Phnom Penh, pero la noticia no se pudo ver en ningún medio de comunicación público. El control de los medios es otro de los poderes "absolutistas" de Hun Sen.

A pesar del poco eco mediático de la campaña de la coalición que integra la oposición camboyana, el Cambodian National Rescue Party (CNRP)*, el partido de Rainsy, debería mejorar sus resultados. La sensación de la única manifestación del CNRP que he presenciado en Phnom Penh es de un "optimismo a pesar de todo", de alegría y ganas de romper definitivamente con el pasado. De sacar al país adelante.

Salvando las distancias Asia-Iberoamérica, la corta campaña de Rainsy me recuerda a la de Henrique Capriles en Venezuela. Capriles, en una campaña desarrollada pueblo por pueblo y casa por casa, ninguneada por los medios oficialistas, se quedó más cerca que nunca de los chavistas. Quizás incluso ganó. Ojalá el lunes pueda escribir para contar que algo ha cambiado en Camboya. Casi con toda seguridad no lo haré, porque todo seguirá igual. ¿O no? La gente que me rodea tiene la esperanza de que este país avance. Quieren construir una verdadera democracia. Porque la democracia se construye, de una manera lenta quizás, tal como los antiguos khmeres esculpían inmensos elefantes en los templos de Angkor. Un pequeño paso el domingo será un gran paso.

Candidatos: izquierda Hun Sen, derecha Sam Rainsy


Imágenes de la campaña

Páginas de interés:
*El Cambodian National Rescue Party (CNRP) es un partido de corte liberal demócrata integrado por el Sam Rainsy Party y el Human Rights Party.

1 comentario:

  1. Hola Alvaro. Acabo de descubrir tu blog y me está encantando. No he podido parar de leer, hasta que he finalizado todas las entradas publicadas. Espero que estés disfrutando tanto de la colaboración como de Camboya, destino que tengo grabado en mi memoria como visita ineludible.
    Seguire leyendo tus próximas entradas.
    ¿Se han cumplido los pronósticos electorales?
    ¿Te están respetando los monzones o llueve mucho?
    Un saludo

    EDU

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