domingo, 16 de junio de 2013

(Media) Media Maratón Internacional de Phnom Penh

Hoy se ha disputado la Media Maratón Internacional de Phnom Penh 2013. Podría decir que he participado en ella y no estaría mintiendo, pero el título tiene truco. He participado en ella, sí, y he corrido media media, un cuarto de maratón. Además de la carrera internacional, se disputaban las carreras de diez y tres kilómetros.

Cuando me enteré de la carrera, no dudé en querer participar. Ya estaba cerrado el plazo de inscripción, pero se podía correr sin dorsal. La oportunidad de correr por las calles de Phnom Penh sin tener que preocuparse de los coches y las motos se presentaba como una liberación de la cinta de correr matutina. Al final he podido participar con el número de un compañero de PSE que a última hora había sufrido una lesión. Lo que no sé es si podré acreditar el tiempo porque, en medio de la confusión del final de la carrera, nadie ha recogido el chip que medía la salida, el paso por los cinco kilómetros y la llegada a meta.

La hora de la carrera ha sido intempestivamente necesaria. Intempestivamente necesaria porque con el sol mínimamente alto, correr es literalmente imposible debido al calor y la humedad. La media maratón comenzaba a las seis de la mañana y en intervalos de diez minutos, las carreras de diez y tres kilómetros. En esta última participaban los niños de PSE, más de cien.


Al dirigirme a la salida, en las mismas puertas del Palacio Real de Phnom Penh, han venido a mí recuerdos de la San Silvestre Vallecana, la única carrera en la que había participado hasta la fecha. Riadas de corredores dirigiéndose a la carrera. Riadas, sí, pero menos que Madrid. Gente estirando, calentando. Una mezcla de nervios y ganas, como entonces. Carlos y yo dándonos ánimos en el Bernabéu aquel 31 de diciembre. Hoy el encuentro con los niños y los compañeros de PSE, que me decían que tenía que llegar primero o segundo... Sin apenas darme cuenta, la salida de la medida maratón y, de repente, la de los diez kilómetros.

Sólo frente a la carretera, o más bien rodeado de otros corredores solitarios, comenzaba a correr por un asfalto sin motos ni coches, disfrutando de otra manera de ver la ciudad. En medio de la carrera he descubierto muchas cosas y conocido a mucha gente. He descubierto que muchos de los corredores camboyanos no son constantes. Corrían, paraban, descansaban y volvían a correr. He descubierto también edificios coloniales ocultos que pasan desapercibidos al ritmo de la moto. He conocido a mucha gente, a los corredores más rápidos por ejemplo. En la carrera los veía al cruzarnos en las rectas de doble sentido. Más tarde los he saludado en el área de meta. Entre ellos, Sampoas, un alumno de PSE que ha quedado tercero en los diez kilómetros. Entre los participantes, camboyanos, extranjeros. Disfrazados, sin disfrazar. Gente que venía de empresas, de ONGs. Me quedo con el hecho de haber compartido parte de la carrera con un corredor al que le faltaba una pierna pero que tenía más empuje que el resto, con otro par de extranjeros con los que he corrido otro tramo y con los ánimos de los voluntarios y público especialmente al final de la carrera.


Con la meta ya visible, una última motivación para correr más rápido. Una vez llegado, el encuentro con los niños y compañeros de PSE, que ya habían acabado sus tres kilómetros, medalla, la que recibíamos todos y un gran desayuno. El desayuno a las siete, después de haber corrido diez kilómetros, ha sido increíble. Bebidas isotónicas, plátanos, pasteles del Blue Pumpkin, helados del Dairy Queen, incluso pollo frito del KFC. Por si fuera poco, además de todo lo anterior, masaje gratis en los pies. Habría corrido otra vez sólo por volver a tener derecho a todo.

Ahora sólo quedan dos cosas: esperar a los resultados oficiales de la carrera y pensar en el próximo reto. El resultado oficial será ligeramente mejor que en la San Silvestre en un recorrido con un desnivel más equilibrado. El próximo reto quizás sea la media maratón de Angkor. Eso sí, sin la camiseta corte imperio oficial de la carrera. Esa sí, una y no más.

NOTA: Resumen de la carrera para que conste en acta.

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