sábado, 18 de mayo de 2013

Tarántula

No, esta entrada no es para hablar de una película de miedo como "Anaconda" o "Los pájaros". Aunque a juzgar por las cosas que se ven en Camboya, podría haberlo sido. También podría haberlo sido por la tensión vivida durante los momentos previos. Los momentos previos a probar una tarántula. Sí, una tarántula. Fue anoche en el restaurante Romdeng de Phnom Penh, siguiendo la recomendación de Lauren, ya clásica expat, y, aparentemente, de los usuarios de Tripadvisor, que lo colocan como el segundo mejor restaurante de la ciudad.

Pablo y yo decidimos llevar al lado culinario nuestro nuevo intento de hacer algo "aventurero". La excusa, además de probar algo nuevo, era que lo hicieran las dos voluntarias inglesas, Erin y Tilly, quienes, en su año sabático previo a la universidad viajando por Australia y el sudeste asiático, lo más exótico que habían probado hasta ahora había sido unos dumplings. Dumplings que, por otra parte, pueden encontrar en cualquier restaurante asiático de su Manchester natal.

Durante su estancia en PSE, Erin y Tilly han dado clases de baile a los niños y niñas que viven en el internado. Todos lo han pasado genial. Ayer, delante del resto de alumnos, bailaron las coreografías que habían preparado. Desde "Call me maybe", pasando por JLo, hasta llegar a Justin Bieber. Éste es su último fin de semana en Phnom Penh y la segunda excusa para cenar juntos era agradecer a Vichhika y Mengsry cómo las han tratado durante el mes que han estado en PSE. Vichhika y Mengsry, los responsables del internado de PSE, se han convertido en grandes amigos. Contar con ellos para la cena era, además, un seguro de vida ante el menú del restaurante. Primero, porque nadie mejor que ellos nos podía recomendar qué pedir y segundo, porque si algo no nos gustaba sabríamos que no sobraría; Mengsry daría buena cuenta de ello.

Volviendo al Romdeng. El Romdeng es un restaurante que, como el Lotus Blanc de PSE, sirve de escuela de formación a jóvenes que han salido de las calles de Phnom Penh. Lo gestiona una ONG que se llama Friends International y funciona bastante bien. Una vez allí y sin apenas tiempo para decidir, pedimos las tarántulas. Así nadie podía arrepentirse. Al momento de hacerlo uno de los profesores se acercó con una tarántula viva y nos la puso en las manos. Vichhika y Mengsry se apresuraron en tranquilizarnos y decirnos que no teníamos por qué preocuparnos ya que, una vez se cazan las arañas, se les extrae el veneno. Sobre la piel, se notaban los pelos de sus patas y cómo se esforzaba para agarrarse.


El resto fue más rápido. Enseguida llegó el plato con las tarántulas fritas, muy menguadas de tamaño. Prepararlas debe ser relativamente sencillo. Tal como nos contó Vichhika, se mantienen vivas hasta poco tiempo antes de freírse. Antes de hacerlo se las sumerge en agua con sal. Es al hacerlo cuando mueren. Después se fríen y se presentan como se puede ver en el plato, con una salsa para potenciar el sabor. Decía que el resto fue más rápido, pero no fue así. La cara de Erin al ver las tarántulas era todo un poema. No se atrevía a probarlas y digamos que únicamente cumplió. Tilly sí que fue capaz de tomar las suya. Pablo y yo repetimos. A mí, particularmente, me gustó el sabor, entre la gamba y el pollo, con el toque ligeramente picante de la salsa.


El resto de la cena fueron platos típicamente camboyanos, incluido uno con hormigas rojas. En comparación con las tarántulas no tienen mayor interés bloguero. Parece, en todo caso, que estamos muy alineados con la ONU y la FAO y seguimos al pie de la letra sus recomendaciones de comer insectos (o artrópodos en el caso de las arañas) para combatir la obesidad y luchar contra el hambre. Visitantes que estáis por venir, preparaos para cuando llegue vuestro turno.

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