jueves, 16 de mayo de 2013

El cumpleaños del Rey

Entre el 13 y el 15 de mayo se celebra en Camboya una fiesta un tanto especial. Es el cumpleaños del Rey Norodom Sihamoni, nombrado así como una mezcla de los nombres de su padre Sihanouk y de su madre Monineath. La fiesta es una institución desde que accedió al trono en 2004, como lo fue durante años la de su padre. En realidad, el cumpleaños es el 14 de mayo, pero se festejan también el día anterior y posterior. Si en España hiciéramos lo mismo tendríamos fiesta del 4 al 6 de enero. Perfecto para ir a comprar los regalos de Reyes el día cuatro, ver la cabalgata el cinco y disfrutarlos el seis. En fin, ¿acaso no es eso lo que hacemos?

Este año ha sido un cumpleaños especial. Ha sido la primera vez en la que no ha contado con la presencia de su padre, fallecido el pasado mes de octubre y muy recordado en Camboya. Ha sido especial también porque ha cumplido sesenta años. Lo ha hecho soltero y sin compromiso aunque según la Wikipedia, que cita palabras de su padre, "ama a las mujeres y sus hermanas". Desconozco las leyes sucesorias en Camboya y si su soltería puede acarrear algún problema para la continuidad de su milenaria familia. Desconozco también si fue preparado para ser Rey. Lo cierto es que Sihamoni es un gran amante de las artes y el mundo de la cultura. Educado entre la antigua Checoslovaquia y Francia, fue durante mucho tiempo profesor de ballet. Si su infancia y juventud las pasó en Praga, su edad adulta la ha vivido en París, en su última etapa como delegado de Camboya en la UNESCO.

Preparado para reinar o no, Sihamoni fue el primer hijo del matrimonio de Sihanouk y Monineath, pero no el primogénito del Rey. Su ascenso al trono tuvo que ser consensuado y aprobado por un Consejo de Sabios, probablemente dirigido por la figura del omnipresente Primer Ministro Hun Sen (ya habrá tiempo para hablar de él). De morir sin descendencia, su sucesión sería determinada de la misma manera. Entiendo que la camboyana es una monarquía hereditaria, pero no al estilo europeo, donde estamos acostumbrados a escuchar aquello de "primero", "quinto" e incluso "quincuagésimo tercero" en la línea de sucesión. En Camboya todo, como en el tráfico de sus calles, parece ser posible.


Por lo que respecta a la vida durante estas cortas vacaciones, Phnom Penh y Camboya entera las han vivido como una fiesta. Y estar de fiesta supone engalanar las calles con modestas luces, sacar la imagen del Rey por doquier, algunos fuegos artificiales e, irremediablemente, como en las vacaciones por el año nuevo camboyano, el éxodo de la capital a las provincias. Con un calor todavía sofocante a pesar de las primeras tormentas de la sesión de lluvia, las familias aprovecharon para salir de la ciudad buscando el campo.

Por último, mis planes durante el puente han sido bastante sencillos. Gracias a la calma de la ciudad he tenido la oportunidad de conocer nuevos sitios de Phnom Penh. No toca detallarlos porque hay visitantes por venir y hacerlo podría significar desvelarles alguna sorpresa. Lo que sí se puede contar es que he aprovechado las mini-vacaciones o puente a la española para pasar más tiempo en PSE, y me alegro de haberlo hecho.

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