lunes, 1 de abril de 2013

PSE Charity Party 2013

Hay una semana en el año en que PSE se paraliza. El motivo no es otro que la celebración de la Charity Party. En esta ocasión tuvo lugar el pasado viernes y sábado y, efectivamente, PSE se paralizó. Durante el último mes se ha vivido en el centro una mezcla de ilusión y nervios. Este año no era una Charity Party cualquiera. Este año era la primera vez que se celebraba fuera de las instalaciones de PSE, ni más ni menos que en el Estadio Olímpico de Phnom Penh.

El reto organizativo era inmenso. La repercusión mediática se preveía - y así ha sido - importante. Había muy poco margen para el error y muy poco presupuesto para gastar. Con muy poco había que hacer mucho. Durante el último mes, me ha impresionado ver cómo todo el mundo en PSE, desde los directores a los alumnos, se ha esforzado en lograr que la fiesta saliera bien. Al fin y al cabo, es una fiesta y a todo el mundo le gusta pasarlo bien... Pero si una sensación me ha calado es que la Charity Party es algo más que una fiesta. Es una especie de rito, una tradición, algo que se espera durante todo el año. Es también una recompensa, como una suerte de salario emocional para los trabajadores en la antesala del año nuevo khmer. Una recompensa que no está exenta de un gran esfuerzo.

A pesar de la vorágine de la última semana, de las reuniones de última hora animando a vender entradas, a pesar de los nervios, de las cosas que se tuercen en el último minuto, a pesar de todo, todo salió perfecto. El viernes acudieron a la fiesta cerca de cuatro mil personas. Los últimos datos del sábado apuntaban a más de cinco mil. En total, más de nueve mil personas habrían podido conocer lo que hace PSE. Precisamente, dar a conocer la organización, darle más notoriedad, era uno de los objetivos que se perseguía. Y no lo olvidemos, la recaudación de fondos. Por volumen, la Charity Party es el evento que supone la mayor fuente de ingreso local para la ONG. La inversión este año ha sido mayor que en otros. Afortunadamente, también se ha contado con el apoyo de importantes patrocinadores e instituciones públicas, especialmente el Ministerio de Turismo.

Contar con el apoyo específico de las instituciones ha sido clave, en tanto que ha permitido un mayor  impacto mediático a través de ruedas de prensa conjuntas y facilitado mucho gestiones como la reserva del Estadio o la colocación de carteles promocionales en las calles de Phnom Penh. El hecho de que fuera el Ministerio de Turismo el que apoyó la iniciativa está vinculado al motivo de la Charity Party de este año: promocionar la gastronomía camboyana. Cada una de las carpas del recinto ofrecía un plato típico de una provincia de Camboya. Había muchas cosas que probar. Desde los khmer noodles a las ranas rellenas, riquísimas.

Para mí, la fiesta fue la oportunidad de conocer mejor la cultura de Camboya. Pero no sólo de eso. También de conocer en un entorno diferente a mucha de la gente con la que trabajo, de ver a los niños pasarlo bien y disfrutar fuera de las clases. Y de conocer a más españoles en Phnom Penh. Es curioso, pero ya de lejos se nos reconoce. Es cierto que rodeados de miles de camboyanos se identifica fácilmente a un extranjero, pero a los españoles se nos ve venir a la legua. Después de conocerlos no puedo decir sino que hay material para un nuevo Españoles por el Mundo Edición Camboya. Quizás algún día lo grabemos.

Pero sobre todo, haber compartido este mes previo a la Charity Party me ha servido para descubrir lo que puede llegar a hacer un grupo de gente - este grupo de gente - cuando se implica y trabaja con un mismo objetivo. En Camboya hay mucho potencial para salir adelante. Simplemente hay que tener una idea y la ilusión, constancia y coraje necesarios para llevarla a cabo. Entre todos no es nada.


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