miércoles, 6 de marzo de 2013

Visita a las familias

"Catch the chance when it arrives because it never arrives twice"
Cambodian proverb

La visita al nuevo vertedero fue una experiencia dura. Desafortunadamente sólo es un ejemplo. Hay muchos más casos, más concretos, más duros. Ayer visité varias familias de alumnos de PSE junto a uno de sus asistentes sociales. Si en el vertedero conocí la historia de muchos rostros desconocidos, en mi visita a las familias conocí la vida real de los niños de PSE cuando vuelven a casa tras su jornada en el colegio. Son dos vidas diferentes.

En el centro todo parece normal. Mejor que normal. Consta de buenas instalaciones, hay un ambiente muy agradable. Hay clases, actividades extraescolares, reuniones, fiestas. PSE significa futuro, significa la oportunidad de salir de la miseria. Lo que pasa fuera de los muros del colegio es otra historia. Son las dificultadas, la pobreza, la cruel realidad. Son historias concretas, con nombres y apellidos...

Es la historia de una abuela, viuda, que tiene que hacerse cargo de sus cuatro nietos. Para ello cuenta con la ayuda de una de sus hijas y de un salario de no más de dos dólares al día que gana vendiendo patatas. Su otra hija le ha dejado al cargo de sus hijos. Se separó y se fue a vivir lejos. La abuela sufre un cáncer tiroideo y hay días en que no puede ir a trabajar. Incluso si puede hacerlo, en ocasiones está tan cansada para volver a casa que coge un motodop para devolverla a casa. Le cuesta un dólar. Paga cuarenta dólares al mes más la factura de la luz por la habitación de al lado del puente de Stung Mean Chey donde vive con sus cuatro nietos. Tiene suerte. Su casero la conoce desde hace tiempo y sabe de los esfuerzos que realiza para sacar a su familia adelante. Es condesdenciente si no puede pagar a primeros de mes. Por su parte, PSE ayuda a los tres nietos mayores. Dos de ellos reciben clases de formación profesional y con suerte encontrarán un trabajo en junio, al finalizar el curso. Su eventual salario debería aliviar la situación de la familia. La tercera acude a una escuela pública. Los gastos de vestimenta, comida y material escolar corren por cuenta de PSE. Gracias a la ONG pueden comprar arroz a un precio sensiblemente inferior al de mercado. La señora había solicitado la reunión para pedir que le permitan comprar más arroz a ese precio ventajoso y que admitan a su nieta pequeña a la escuela el curso siguiente. El asistente social toma notas para analizar el caso y elevar una propuesta al comité de asignaciones. Quizás la señora tenga suerte. Quizás haya alguien que esté en una situación peor que ella.

Son muchas las historias. Es también la historia de una familia que vive no muy lejos del centro en una especie de chabola que apenas se tiene en pie. Viven en ella los dos padres, sus cuatro hijas y un sobrino. Su madre ha encargado a su hermana que lo cuide por unos meses. Esta segunda visita es una revisión anual de la situación de las familias. Al lado de su chabola hay una pocilga y un establo. Huele mal. En la reunión se revisan los ingresos, los gastos, la condición de la casa. La revisión se realiza para asegurar que se está ayudando a las familias que más lo necesitan y de la manera que mejor necesitan. Ruborizados al revisar la chabola, se esfuerzan en explicar que la televisión que tienen es de segunda mano, o de tercera... La han recogido de la basura. No tiene botones, no tiene mando. No significa que sean ricos. Me extraña ver que sean las diez de la mañana y está toda la familia en casa. La explicación es sencilla. Los niños van al colegio por la tarde y los padres trabajan por la tarde. El padre trabaja en la construcción y gana cuatro dólares al día... cuando tiene trabajo. Ella busca en la basura de la ciudad restos de materiales que pueda revender. Cada día es más difícil. Los ingresos totales, seis dólares al día. Sus dos hijos mayores trabajan pero no les pueden ayudar. Están casados y tienen que mantener a sus propias familias. En la conversación, con sus hijas presentes, se esfuerzan por subrayar la importancia de estudiar y agradecen a PSE la oportunidad que brinda a sus hijas para hacerlo. La mediana quiere ser guía o intérprete porque cree que cada vez habrá más turismo en Camboya. Si se esfuerza, seguro que lo consigue.

La última visita de la mañana tenía un objetivo concreto. Hablar con un alumno que había dejado de ir a clase. Se trataba no tanto de convencerlo de que volviera sino de saber por qué había dejado los estudios. No estaba en casa. Sólo su hermana, quien se comprometió a llamar en cuanto regresara. Ella, preocupada, fue quien nos dijo que su hermano había comenzado a trapichear con drogas. Que tenía acceso a dinero fácil y que prefería no estudiar. No hizo falta esperar a su llamada. Tras la conversación con la hermana al volver a coger la moto lo vimos en la calle. Volvimos con él a su casa. Salió su padre y hablamos los cuatro: Padre, hijo, el asistente social y yo. El hijo no respeta a su padre. Bebe por las tardes y no cree en su ejemplo. El padre es consciente de su problema y por ello, para no ser como él, recalca a su hijo la importancia de estudiar, de trabajar. Por muy acertadas que sean sus palabras caen en saco roto. No predica con el ejemplo. Sólo la madre podrá hacer al hijo entrar en razón. Por ello se acuerda una reunión en la que esté presente la madre, el hijo y el asistente social. Afortunadamente para estas familias no hay una sola oportunidad. PSE les da muchas y tienen que saber aprovecharlas. Afortunadamente también muchas familias lo hacen y salen adelante.


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