lunes, 4 de marzo de 2013

El Palacio Real de Phnom Penh

"Don't take the winding path, don't take the straight path. Take the path of your ancestors"
Cambodian proverb

Hace escasamente un mes llegué a un Phnom Penh todavía convulso por la muerte del Rey Norodom Sihanouk. Había fallecido en Pekín el día 15 de octubre y, como marca la tradición, su cuerpo fue expuesto a sus súbditos durante más de tres meses. Su figura, sin duda controvertida, ha sido una de las más influyentes de Asia en el siglo XX, incluso tras su abdicación en 2004 a favor de su hijo Norodom Sihamoni. Rey, Primer Ministro o Presidente, según la ocasión, dirigió a Camboya hacia su independencia de Francia y sobrevivió con mano izquierda al régimen de los khmeres rojos. En la mayoría de ocasiones incomprendido por Occidente por sus posiciones ambiguas, en su última etapa en el poder consolidó la actual monarquía constitucional del Reino de Camboya. 

Tras tres meses de exposición del cuerpo del Rey Norodom Sihanouk ante su pueblo, finalmente se celebró la ceremonia de su cremación. Justo una semana antes de llegar, oficiales camboyanos vestidos de blanco - el color del luto - condujeron el cuerpo del Rey hasta el crematorio. Desde allí sus cenizas fueron trasladadas al Palacio Real, donde descansan hoy.


Precisamente debido a las exequias del Rey, gran parte del Palacio Real había permanecido cerrada durante el mes de febrero. Finalmente el pasado fin de semana tuve la oportunidad de visitarlo. El Palacio Real de Camboya se comenzó a construir a mediados del siglo XIX, cuando se trasladó a Phnom Penh la capital del reino. No deja de ser un palacio real como cualquier otro enmarcado en su tradición correspondiente. Es muy curioso verlo desde la perspectiva europea. Como cualquier otro palacio, tiene su Salón del Trono. En lugar de la capilla típica de la tradición europea, cuenta con una pagoda, la Pagoda de Plata. Como cualquier otro palacio, cuenta también con estancias reales, palacetes y salas para la recepción de embajadores e invitados. Las caballerizas se sustituyen por la colección de sillas de montar elefantes. Y como siempre, como en cualquier otro palacio, se pueden ver piezas de arte, vajillas de plata y una infinidad de obsequios ofrecidos al Rey como regalo durante su reinado.

Salón del trono del Palacio Real

El Palacio Real tiene tantas cosas en común con otros... y sin embargo es tan diferente. La estética, las formas, los colores. En la arquitectura típica khmer es habitual ver tejados con cuatro aristas representando los puntos cardinales. Los remates de cada punta son verdaderamente originales, así como la corona de simbología hindo-budista que se observa en las torres de los edificios. La influencia de los templos de Angkor está también presente. Se manifiesta sobre todo en las estupas que rodean la Pagoda de Plata. Las estupas son los santuarios donde se guardan las cenizas de antiguos reyes.

Si hay algo espectacular en el complejo es la Pagoda de Plata. Su superficie está cubierta por más de cinco mil baldosas de plata que pesan más de un kilogramo cada una. En su interior, quizás la pieza más llamativa, la estatua de un Buda a tamaño real con más de nueve mil incrustaciones de diamantes. Y llegados a este punto, nuevamente la reflexión que ha estado presente en otras entradas del blog: Camboya es un país de contrastes. De la miseria a la exuberancia. Las dos están tan cerca que a veces sólo hace falta cruzar la acera para percibir el cambio.

Detalles del Palacio Real

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